sábado, 27 de diciembre de 2008

Amar amargo

Amar en la humedad de cualquier garete o en la parte trasera del coche, amar sin previos, sin preguntas, sin reaseguros. Amar sin saber, sin querer. Amar sin amar. Sin puntería. Amar huyendo. Amar sin conocer el perfil sombrío del alma que embiste, encandiladas por las luces del en amor a... miento. Y mientras mentimos todos juntos con las bombillas bailando un villancico, se abre un boquete en el cuerpo y empieza el banquete de la muerte.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Masticar piedras

El arte de masticar piedras se perfecciona con el tiempo. Hemos de sentarnos, relajar los músculos del cuello y distender esfínteres, soltar amarras y arriar las velas. Comiendo piedras llegaremos lejos como un vela ligera, pero no ha de tener prisa el que quiere criar sesos. Practicar en estas fiestas con un ensayo escrupuloso y articulado sobre las patrañas religiosas, el negocio de la guerra y el fraudulento sistema financiero americano, entre otros excesos, puede dar buen resultado.
Pero tengan cuidado de no confundir el pesebre con las compras del mercado.
!Felices Siestas!

jueves, 4 de diciembre de 2008

Ser otra

"Mujer martillo, hembra tecnológica y matemática genial busca macho emocional, sensible y comunicativo. Que le guste bailar, escuchar el ritmo del mar y pasar desapercibido".
El anuncio en el periódico llama mi atención y me hace reflexionar.
Son tiempos para cambiar, hay roles que reinventar, muros que derribar... y no todo está perdido. Desafiar lo establecido y abrirse a lo excepcional en el contexto más inesperado, son consignas para percibir el talento creativo en la cotidianidad más banal.
Yo estoy buscando un amante capaz de llorar las sobras de su marea menstruante y me entreno día por medio para sacar a mi teknogenio. Aunque a veces soy la de antes, junto a él puedo ser otra.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El barco y la fregona

Han vuelto a atracar enormes barcos en tu costa. Son barcos o sombras, no aciertas a confirmar la materialidad difusa de su perfil tembloroso y fantasmal. Son negros como cuervos y están ahí, detenidos en el mar mientras sopla el viento y arrecia la tempestad.
Las sombras se adelgazan, se estiran como llamas deformes y lamen tu terraza, golpean los cristales de tu casa y se cuelan por las ranuras hasta el interior. Luego aletean y cubren tu cara de niña mojigata. Están turbando tu alma mientras escrutas el resultado de tus entrañas en el detector de orina. Estás embarazada: estuviste con tu chico en la cama, en el garage, en el escondite de la playa. Él te tocaba y te gustaba. Te pidió que le dejaras entrar un ratito. Y tú flotabas, te mojabas por fuera y por dentro.
Ahora el barco está en la playa.
Sabes que no tardarán más que unos minutos y podrás olvidarte del susto. Son médicos eficientes, del norte, que han venido a modernizar España. "No quiero ser la fregona eternamente" piensas mientras sacudes la cabeza para volverte valiente. "Un niño detendrá mi vida, me pondrá de rodillas a limpiar, me condenará a vivir con mis padres o con el Paco... no, !yo quiero triunfar!".
No vas a estudiar ni planificar nada, simplemente saltarás a la fama. La prensa hablará de ti muy pronto. Sin darte cuenta, has ido recogiendo tus cosas. La chaqueta de Zara, las botas simil de Prada, las gafas sesentosas. Estás ataviada con tu uniforme de diva adolescente, lista para salir de casa y demostrarle al mundo lo que pueden las hembras españolas. Tomas el pomo de la puerta y miras el rosario de la Aurora, la abuela aldeana. Luego, la fregona apoyada en una esquina con su cubo de agua. Te despides y en voz alta amenazas: "!tendré un hijo cuando me dé la gana!" antes de cerrar la puerta y salir de casa como una leona.