lunes, 10 de junio de 2013
Madres contrarreloj
Este artículo fue escrito a partir de una serie de entrevistas realizadas en Barcelona entre octubre de 2007 y marzo de 2008. Se publicó en el número 58 de la revista de cultura y ciencias sociales Ábaco, dedicado al PRECIO DE LA UTOPÍA EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE. La verdadera identidad de Magda Montoliu ha sido sustituida por un nombre falso para proteger su privacidad.
“¿Que dónde empieza mi historia? Pues cuando tenía 27 años decía que a los 30 iba a ser madre. Mi madre me tuvo a los 21 y es mi mejor amiga, la he visto siempre joven. Quiero lo mismo para mis hijos.” Marta Sanmartín (34), abre los ojos redondos por encima de un par de ojeras marcadas, “pero la vida va demasiado rápido, pasan de largo los trabajos, los novios, los fracasos… y de pronto te das cuenta de que hace dos años que tenías que haber sido madre”.
En mayo de 2007, Marta empezó un tratamiento de inseminación artificial de donante anónimo en el Hospital Clínic de Barcelona, “hace un año y medio me enamoré de un hombre separado con un hijo mayor, quería un hijo conmigo y me abrió el corazón”. Cuenta Marta que tras una tórrida historia de amor, su amante le comunicó que tenía cáncer de próstata. Al poco tiempo desarrolló metástasis y tuvo que someterse a radioterapia, luego volvió a Francia con su familia para hacer quimioterapia, “yo sufría mucho sola, de ansiedad y de desgarro”. A pesar del distanciamiento, le propuso hacer muestras de semen para tener un hijo y él aceptó. Pero le daba largas y luego con la quimioterapia avanzada ya fue imposible. Marta declara muy seria “me di cuenta de que si podía amar a un hombre que se va a morir, podía sentir amor de verdad y decidí seguir adelante con lo del hijo”.
Lo que Marta no sabía es que el cáncer pudiera ser un arma de manipulación: al volver de unas vacaciones se enteró de que no había quimioterapia y él seguía estando con su mujer. Juega con un sobre de azúcar vacío, “me volví loca. Cuesta asimilar que la persona que amas es la que más te daña. Es repugnante… pero no puedo dejar de quererle”. Y sonríe aunque no parezca feliz “antes de la primera inseminación me pidió que no lo hiciera. Pero no cambiaré. Ahora quién me quiera me querrá con hijo o sin hijo”.
Según la Dra. Diana Guerra, responsable de la Unidad de Psicología del Instituto Valenciano de Infertilidad de Barcelona, está aumentando el número de mujeres jóvenes que desean tener un hijo y no están dispuestas a esperar. Quieren vivir la experiencia del embarazo y al no encontrar la pareja idónea y estar socialmente aceptada la opción solitaria, acaban prescindiendo del hombre. Y aclara “para ellas la inseminación no es una opción tardía al hecho de no haber encontrado pareja, eso poco les importa”.
El Dr. Joan Carrera de la Unidad de Endocrinología Ginecológica de la Clínica de Vic confirma esta tendencia “hace nueve años casi no había mujeres solteras que se inseminaran y ahora son un 10% de los pacientes”, con un perfil heterogéneo, un nivel económico de clase media alta y una familia que las apoya, a estas jóvenes con carrera y sin pareja les preocupa el factor tiempo, explica. “Más adelante podré adoptar que es muy bonito, pero ahora es el momento para cambiar, para sentir mi cuerpo”, así describe su vivencia del tiempo Marta Sanmartín.
Magda Montoliu (37) está en su cuarta inseminación en el Instituto Dexeus, institución de reconocido prestigio en técnicas de reproducción asistida. Vestida como una musa de la sofisticación urbana esboza su relación con Toni, quien le está donando semen para que construya su sueño de ser madre, “fue mi mejor novio hace años. El resto fatal”. Dice que no son pareja porque él necesita una novia-madre y ella, solitaria e independiente, no quiere que el hombre interfiera en la educación de su hijo. Y afirma “con él estoy tranquila porque es leal, femenino, me conoce muy bien y me dejará en paz”.
Las historias de Marta y Magda, mujeres solteras que recurren a la inseminación artificial sorteando dificultades para establecer una pareja satisfactoria, surgen como la punta de un iceberg revelando el desencuentro relacional en nuestra sociedad. Sin embargo, parece que este colectivo y su problemática quedan fuera de foco en cuanto a la búsqueda activa de soluciones, habitando un vacío informativo en el que transcurre su solitaria carrera contrarreloj. No se trata en estos casos de infertilidad por causas biológicas o
desconocidas que afectan a 600.000 parejas en España, ni de recurrir a la donación de gametos para vivir con plenitud la condición femenina siendo homosexual, sino de mujeres que en su madurez biológica no han encontrado un compañero sentimental.
Desde el punto de vista legal, la ley española 14/2006 sobre la aplicación de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida reconoce la gestación en la mujer sola como una aplicación posible siempre que no comporte riesgos físicos o psicológicos para la mujer o el hijo. Pero a nivel profesional existe un consenso general sobre la necesidad de ofrecer seguimiento psicológico en estos casos. Sin embargo, ni Marta ni Magda recibieron dicha atención.
La historia de María Cal Rey (38), secretaria, licenciada en filosofía y residente en la localidad de Cardedeu, empieza como una fábula romántica, “éramos una pareja magnífica, convivimos hasta que Hacienda nos hizo casarnos porque la declaración de la renta no nos salía a cuenta. Le dije que me casaba en contra de mis principios, aunque a él le hiciera ilusión el gran bodorrio”. Celebraron una ceremonia civil y discreta, tras la que salieron a cenar con algunos familiares y amigos, “yo llevaba un vestido nuevo, que no de novia, para estrenarlo”. Entonces llegó la mala suerte a la vida de María: a su compañero le pasó una hormigonera por encima. Y experimentó el desconcertante desgarro que llega con la muerte del ser amado. Vacío, desesperación, sinsentido. A los tres años recuperó el timón y decidió construir su proyecto personal, “porque nosotros teníamos proyectos”, explica, “pero yo sola no. Aunque siempre he querido tener hijos no encontraba con quién, quizá no me moví en los ambientes adecuados, o es porque vivo en un pueblo y no tengo habilidad social”. Tras descartar la opción de la adopción por complicada y desgastante, María encaró el camino de la inseminación artificial de donante, que considera una transacción económica con un marco ético. En agosto de 2001 acudió a su primera visita en el Instituto Dexeus y en diciembre de ese mismo año se quedó embarazada de su hijo Albert, que hoy tiene cinco años y quiere ser paleontólogo.
De los testimonios de estas mujeres que parecen atrapadas entre el desencuentro con el género masculino, la presión laboral y el tabú social surgen interrogantes que apuntan en distintas direcciones. Entre ellas, la del temor al rechazo afecta especialmente al niño, quién habrá de recomponer el puzzle de la realidad hasta elaborar una narración que armonice el deseo individual de maternidad, la visión social y la existencia de un padre desconocido. E inevitablemente nos coloca frente a una oposición de derechos: ¿no tiene tanto derecho el niño a conocer su origen como la mujer a ser madre?
En cuanto al derecho del niño a conocer su origen biológico, el Dr. Joan Carrera recomienda no desvelarlo y confiesa que aunque parezca parcial no crear un problema para no tener que darle solución, la verdad complica las cosas. En este sentido, en España sólo se podría acceder a la identidad del donante mediante fallo judicial, pero el reconocimiento de este derecho a todos los adoptados una vez que cumplan 18 años por la reciente Ley de Adopción Internacional podría impulsar en el futuro un cambio en la legislación sobre inseminación artificial. El Dr. Joan Carrera aclara que el anonimato del donante no genera problemas legales, mientras que un donante conocido debe firmar su consentimiento y su asunción de la paternidad, ya que legalmente tiene tanto derecho como la madre sobre su hijo.
Respecto a las dificultades que puede tener un niño para integrar a un padre sin identidad, Cristina Silvente, Psicóloga Perinatal de la cooperativa de salud familiar Titania Tascó, dice que lo importante es el equilibrio y el afecto, a pesar de la ausencia de uno o ambos padres biológicos. La psicóloga señala que somos una combinación de biología y vivencia, y hemos de tomar conciencia de lo determinante que es el valor que le damos a cada cosa porque “el niño se lo tomará según cómo le expliques la realidad”, concluye.
María Cal Rey le ha explicado la realidad a su hijo con la verdad, aunque sea difícil hacer entender a un niño de cinco años el proceso de inseminación artificial. Albert sabe que hacen falta dos para hacer un bebé y que, como el compañero de su mamá murió, ella fue a una clínica para tenerlo. Cada año su madre acude a la escuela para explicar la situación y evitar contradicciones, pero las maestras la suelen mirar como diciendo pero si tenemos hijos con dos madres, dos padres… no viene de una inseminación. “Lo que pasa”, aclara María, “es que necesito estar segura de que se va a respetar lo que yo le cuento, y si dice que no tiene padre, que no le digan que no puede ser, que todo el mundo tiene padre. Porque no, Albert no tiene padre, tiene un donante”.
Por su parte, la Dra. Diana Guerra afirma que siempre ha habido madres solteras y que lo diferencial en estos casos es la donación. Según su experiencia los niños nacidos mediante técnicas de fertilización asistida no tienen graves problemas, pero los padres tienden a mantener el secreto “y lo más dañino para el niño, justamente, es el secreto”. Como presidenta de la Asociación de Ayuda a la Fertilidad Genera impulsa un proyecto de educación sobre las distintas formas de concepción y apuesta por la interacción entre el medio social, los padres y la escuela “hemos de trabajar la sociedad a nivel educativo y luego ya se trabajará el secreto en el seno de las familias”.
Magda Montoliu habla con la cabeza entre las manos, “Toni estaba solo, pero ahora tiene novia y ya no podemos comunicarnos”. Se encoge de hombros y parece diminuta, enormemente frágil, “el secreto no me gusta, pero él tiene la última palabra”. Describe con claridad el futuro de su hijo “nuestro acuerdo es que todo recaerá sobre mí” y explica que en un principio se plantearon el anonimato, pero él no soportaba que su hijo ignorara quién es el padre. Así que cuando nazca el niño le dirán que vive lejos, “por el secreto es más cómodo que no estemos en el mismo círculo. Aunque queda mucho camino por recorrer y ya se verá”.
María Cal Rey aconseja a cualquier mujer que quiera inseminarse de donante no tener expectativas y vivir el presente, aunque sea necesario plantearse el futuro porque “educar a un hijo sola es muy duro, necesitas tener un apoyo de confianza y vas a renunciar a muchas cosas. Un hijo es para toda la vida y en este caso la única responsable eres tú, no tus padres. Puede ser muy tranquilo o puede ser un terremoto como el mío, y eso no lo sabes hasta que lo tienes. Y sobre todo, tienes que estar preparada para cuando llegue el momento en que te lo eche en cara, porque tarde o temprano llegará”.
A la urgencia de estas mujeres por alcanzar la maternidad se suma, según el Dr. Joan Carrera, la falta de tiempo para atenderlas adecuadamente. Afirma que a pesar de las dudas y temores, sus pacientes muestran un rechazo generalizado hacia el psicólogo y apunta “llega un momento en que la gente siente que si no tiene un hijo no ha realizado su proyecto de vida. En nuestra sociedad no hay tiempo de espera, de búsqueda, tú mismo te vas metiendo presión”.
“Es fatal, me obsesiona”, así describe Magda Montoliu su carrera contra el tiempo, “hay mujeres que se embarazan a los 43 ó 53, ¿por qué lo vivo yo con la angustia de los 43? Tengo que intentar relajarme, no pensar en el futuro”. De hecho, su vida gira en torno a algo que no ha logrado, ya no va al gimnasio, ni duerme. Se acuerda del pasado, cuando pudo tener un hijo no lo tuvo, y a veces piensa “¿y si no lo consigo?”.
Esta pregunta acuciante queda suspendida en una realidad cuya invisibilidad dificulta el acceso paritario a las ayudas sociales, contribuyendo a engrosar la clientela de centros privados donde se maquilla una problemática que hunde sus raíces en la dinámica de la moderna sociedad occidental. Otros aspectos, como el aumento de partos múltiples causados por la estimulación ovárica y la creciente práctica del aborto, nos enfrentan al interrogante de si la ciencia médica no estará interviniendo excesivamente en nuestro devenir reproductivo. Por otro lado, aunque la ley señala desde 1988 la necesidad de un registro estatal sobre las actividades y resultados ligados a las técnicas de fertilización asistida, ningún organismo ha sido creado ni existen datos oficiales al respecto, y nadie controla que nazcan en España como máximo seis niños de un mismo donante de semen o de óvulos, como establece la ley. En este contexto, cabría esperar sucesos futuros de viso trágico como bodas entre hermanos, con las nefastas consecuencias que la endogamia suele acarrear.
Respecto a los factores determinantes a la hora de conseguir el embarazo, la psicóloga Cristina Silvente explica que el proceso de inseminación es muy duro. El estrés rompe con la esencia de la fecundación activando el mecanismo de lucha o huida, y ninguna mujer se queda embarazada si está en peligro. A esta tensión se suma el tratamiento hormonal que trae trastornos afectivos, anímicos y psicológicos, y a eso se agrega la presión del tratamiento en sí. “La mujer ha de confiar en su propio cuerpo y tener una relación armónica con su entorno o de pareja para sentirse capaz de hacer frente a lo que pase”, aconseja. Su experiencia profesional indica que las brechas en la autoestima y las cuestiones psicológicas irresueltas repercuten negativamente, así como el querer controlarlo todo, porque el embarazo no es controlable, “hay que entregarse a la intuición y vivir con espontaneidad”.
Para Marta Sanmartín el tratamiento de inseminación se reveló más difícil de lo esperado, sumiéndola en un estado inarmónico “me sentía sucia, hinchada, fea, molesta, con granos y dolores en los ovarios. He gastado una fortuna y me noto el cuerpo raro, no es lo mismo”. Suspira con tristeza, “mi madre me dijo que la hacía sufrir, porque en la última inseminación se me veían las venas. Le parecía demasiado caro el precio que estaba pagando”.
Los ojos verdes de Basi Calle Riolobos, médica en ginecología preventiva de Titania Tascó, se endulzan al decir “la mujer que se insemina de donante lo hace porque no tiene alternativa”. En su opinión estamos en un momento de evolución motorizado por la mujer y el hombre tiene que adaptarse aunque tenga otros tiempos. Por otro lado, Cristina Silvente apunta a la aparición de una figura que reivindica un nuevo papel para los hombres, ya que aunque domina el estereotipo del macho duro, está demostrado que ellos también tienen ciclos hormonales y se compenetran con el proceso del embarazo. “Creo que en la historia siempre ha habido hombres implicados en la paternidad, que lloran por sus hijos y los sostienen muy bien”, enfatiza.
En cuanto a la búsqueda de soluciones alternativas al chute hormonal, la Dra. Calle Riolobos propone una reflexión global sobre el deseo de ser madre, a la vez que promueve una mayor conciencia del nivel de estrés, la calidad de la alimentación y los hábitos tóxicos que afectan al aparato reproductor, tremendamente sensible. También ofrece apoyo desde la homeopatía y recuerda, “está demostrado que cuando hay orgasmo hay más probabilidades de embarazo”.
Más allá del toque mágico que otorga el encuentro amoroso cuerpo a cuerpo, los factores medioambientales y hábitos nocivos que deterioran fuertemente la capacidad reproductiva (dietas, consumo de tóxicos, sedentarismo, estrés), es determinante el desconcierto que hay respecto al rol de la mujer. Desde el punto de vista biológico entre los 20 y los 30 es mucho más fácil quedar embarazada, aunque la sociedad lo pone difícil. La Dra. Calle Riolobos asiente, “hay un desfase social enorme. La incorporación laboral desde un rol masculino se expresa a nivel físico con amenorreas, infertilidad y otros trastornos”. Cristina Silvente expresa así la exigencia que pesa sobre el cuerpo de la mujer “yo pensaba que una profesional que deja la carrera para ser madre está loca y ahora me doy cuenta de que la mujer es esencialmente madre, cuidadora. Con el embarazo y la maternidad la mujer llega a casa y se da cuenta de que el cuerpo ya no le da más”. Esta áspera visión se enriquece con la experiencia de María Cal Rey “si alguien decide inseminarse de donante tiene que asumir que va a tener el doble de trabajo, 24 horas al día, 365 días al año. No puedes decir oye levántate tú cuando llora y estás cansada. Te pasas noches sin dormir y al día siguiente has de ir a trabajar”.
Quizá los deseos aplazados han llevado a la mujer a un callejón sin salida difícil de soportar, ya que el camino de la inseminación artificial cada vez se hace más estrecho y empinado. La Dra. Calle Riolobos afirma que las chicas que se someten solas a tratamientos de inseminación artificial se ponen en situaciones límite. Pero la sociedad va por otro carril y la que se atreve recibe mucha presión. Y advierte: “Yo tendría en cuenta que ser madre es una acción creativa, pero hay otras formas de creatividad. Y sobre todo que el problema es cómo se vive la experiencia y si se convierte el deseo en obsesión”.
No es fácil interpretar el reflejo que el fenómeno incipiente de las madres contrarreloj nos ofrece. Tal vez lo que estas jóvenes persiguen está enterrado bajo tierra en el vientre de las criaturas que una vez albergaron en la oscuridad el milagro inexplicable de la vida. Quizá buscan trascender la propia materialidad, alcanzar la inmortalidad dando vida a un nuevo ser de corazón palpitante y mirada inocente, o acaso sólo quieran confirmar que están vivas y en ausencia de un hombre que las acompañe recurren al dedo demiúrgico de la ciencia, sanador de la esterilidad social.
domingo, 9 de junio de 2013
viernes, 17 de mayo de 2013
Nacer on-line por 3,99
Animamos a todas las embarazadas y sus parejas, madres, padres, doulas, parteras y profesionales de la salud y de la educación, estudiantes, trabajadores e investigadores del ámbito perinatal a recorrer su propio camino, abrazando la sombra para atrapar el corazón de la luz.
Gracias por difundir esta información,
Mujer madre 2012
http://www.youtube.com/watch?v=gmJWN561xYo&feature=plcp
A ti tambien te han parido
http://www.youtube.com/watch?v=xHW0VkRIcvU&feature=plcp
Trailer Birth Moments
http://www.youtube.com/watch?v=UarOzR36d0U&feature=plcp
--
Faustina Hanglin
www.partesdepartos.com
+34 680123379
Gracias por difundir esta información,
Mujer madre 2012
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Faustina Hanglin
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domingo, 17 de marzo de 2013
Nacer... volverá a nacer
Mi gata Rosa
De niña tuve una gata llamada Rosa. Vivió muchos años, al menos doce, durante los cuales se hizo célebre entre conocidos y vecinos por su prodigiosa capacidad para reproducirse. Rosa paría año tras año camadas de gatitos que iban poblando nuestro jardín y las vidas de algunos sufridos amigos. En muchos de esos partos estuve presente. A menudo pasada la medianoche o al despuntar el alba, Rosa emitía un maullido peculiar, de una profundidad cavernosa, que yo reconocía de inmediato como La Señal.
En el lavadero, de cuclillas frente a la caja de cartón donde yacía Rosa entre retazos de viejos trapos, la acariciaba suavente, le acercaba agua, le susurraba palabras bálsamo, la miraba en silencio. Al rato, en medio de maullidos cortos y leves, con la respiración agitada y en un movimiento reflejo, Rosa expulsaba un primer gatito. Luego la bolsa, la sangre, el lamido veloz y áspero de la gata eran una misma cosa. Más tarde, un gesto rápido incorporando el torso sobre las patas traseras y el vientre laxo. Poco después otro gatito. Y luego otro.
Con el tiempo, siendo yo adolescente, las camadas de Rosa se hicieron más exiguas, los partos se espaciaron y ella se enflaqueció visiblemente. Un día Rosa murió a los pies de la hiedra en el jardín, dejando escapar unos gemidos deslavados, como un incienso oriental que hubiera perdido su perfume tras años de servicio en un cajón.
Rosa es mi recuerdo más vívido del parto mamífero. Con Rosa empecé un largo apredizaje en el escuchar, el ver y el sentir, que sigo transitando.
En Nacer en tiempos de Confusión, el grupo de estudio sobre el nacimiento que coordino en el Centro Holístico de Ibiza, hemos creado un espacio de escucha, exploración y expresión en torno a miedos, mitos y conflictos que afectan a nuestra visión del nacimiento. También indagamos en las problemáticas propias de la sexualidad femenina, la función maternal y la condición de la mujer actual. Han surgido preguntas, debates y ocasiones para el diálogo, hemos andado camino en un proceso a la vez individual y colectivo.
Nos vamos de parto
Hoy estamos esperando un bebé que nacerá en el verano del 2013.
Estaremos preparando el nido, el cuerpo y el alma para esta maravillosa llegada.
Seguiremos disponibles para consultas privadas, pero la actividad del grupo se suspende hasta próximo aviso.
¡GRACIAS por participar!
Proyecto Educativo
www.partesdepartos.com
Material
DVD Partes de Partos / Birth Moments
Libro de Trabajo Nacer en tiempos de confusión
Contacto
Tel. 680 12 33 79 / faustinahanglin@gmail.com
+ Cosas
www.faustinahanglin.com
De niña tuve una gata llamada Rosa. Vivió muchos años, al menos doce, durante los cuales se hizo célebre entre conocidos y vecinos por su prodigiosa capacidad para reproducirse. Rosa paría año tras año camadas de gatitos que iban poblando nuestro jardín y las vidas de algunos sufridos amigos. En muchos de esos partos estuve presente. A menudo pasada la medianoche o al despuntar el alba, Rosa emitía un maullido peculiar, de una profundidad cavernosa, que yo reconocía de inmediato como La Señal.
En el lavadero, de cuclillas frente a la caja de cartón donde yacía Rosa entre retazos de viejos trapos, la acariciaba suavente, le acercaba agua, le susurraba palabras bálsamo, la miraba en silencio. Al rato, en medio de maullidos cortos y leves, con la respiración agitada y en un movimiento reflejo, Rosa expulsaba un primer gatito. Luego la bolsa, la sangre, el lamido veloz y áspero de la gata eran una misma cosa. Más tarde, un gesto rápido incorporando el torso sobre las patas traseras y el vientre laxo. Poco después otro gatito. Y luego otro.
Con el tiempo, siendo yo adolescente, las camadas de Rosa se hicieron más exiguas, los partos se espaciaron y ella se enflaqueció visiblemente. Un día Rosa murió a los pies de la hiedra en el jardín, dejando escapar unos gemidos deslavados, como un incienso oriental que hubiera perdido su perfume tras años de servicio en un cajón.
Rosa es mi recuerdo más vívido del parto mamífero. Con Rosa empecé un largo apredizaje en el escuchar, el ver y el sentir, que sigo transitando.
En Nacer en tiempos de Confusión, el grupo de estudio sobre el nacimiento que coordino en el Centro Holístico de Ibiza, hemos creado un espacio de escucha, exploración y expresión en torno a miedos, mitos y conflictos que afectan a nuestra visión del nacimiento. También indagamos en las problemáticas propias de la sexualidad femenina, la función maternal y la condición de la mujer actual. Han surgido preguntas, debates y ocasiones para el diálogo, hemos andado camino en un proceso a la vez individual y colectivo.
Nos vamos de parto
Hoy estamos esperando un bebé que nacerá en el verano del 2013.
Estaremos preparando el nido, el cuerpo y el alma para esta maravillosa llegada.
Seguiremos disponibles para consultas privadas, pero la actividad del grupo se suspende hasta próximo aviso.
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¿Periodismo?,
Partes de Partos
viernes, 25 de enero de 2013
Al filo de la noche
Escribo al filo de la noche, con las impresiones todavía latiendo en mis pupilas. Ver, escuchar, sentir en un nuevo cine foro sobre el nacimiento, lo que no se nombra, lo que no se toca, lo que no se ve. Ver, por ejemplo, padres con brazos cruzados y mirada circunspecta que parecen interrogarse "¿qué pinto yo en este parto?", escuchar sus trémulas piernas, sentir su respiración entrecortada. Como la mía, que se agazapa en el diafragma por la emoción de presentar a este hijo-obra, como en el primer día de escuela de un hijo-hijo. Ver madres originales desmontar todos los mitos de la ñoñería rosada, escuchar gente silenciosa, sentir terapeutas conectados con las vivencias de Partes de Partos, momentos del nacimiento que vienen a emocionarnos. Nombrar la muerte del nonacido, volverla a nombrar y nombrarla con infinitas voces hasta clavarla en la conciencia porque el nonacido o nacido sin vida trae a una madre, que sí ha nacido y es bienvenida.
¡Gracias por estar ahí! Gracias a Centro Holístico de Ibiza por ser un útero calentito!
¡Gracias por estar ahí! Gracias a Centro Holístico de Ibiza por ser un útero calentito!
jueves, 26 de julio de 2012
Ver, escuchar, sentir
El camino del foro que inciamos con la primera proyección de Partes de Partos nos llevó a otra pequeña proyección en Ibiza, en la sede del Children's Spot de Cala Vadella.
El evento consistió en un visionado y charla posterior con alrededor de 8 mujeres, muchas de ellas terapeutas o profesionales de la salud, algunas de ellas madres.
Ver, vimos un brillo especial en los ojos de todas ellas, vimos que estaban sentadas sobre sus cojines atentas como avestruces que alargan la cabeza después de meses, años, siglos.
Escuchar, escuchamos el temblor en viva voz de un recuerdo encapsulado, que por fin es liberado, iluminado por el crisol de voces e imágenes del film. Escuchamos temblar la voz que narra el nacimiento de Amor, y la que admite el dolor de no tener nada de qué quejarse, cuando no hay parto olvidado en las tinieblas de la memoria ni tampoco existe la menor posibilidad de llegar a parir.
Sentir, sentimos como nunca la posiblidad de hacer un trabajo de campo solidario con la voz, con la memoria y las necesidades de las mujeres, hilando sus narraciones de partos y acompañando cual doulas sin certificado a nuestras amigas, hermanas, vecinas de barrio.
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El evento consistió en un visionado y charla posterior con alrededor de 8 mujeres, muchas de ellas terapeutas o profesionales de la salud, algunas de ellas madres.
Ver, vimos un brillo especial en los ojos de todas ellas, vimos que estaban sentadas sobre sus cojines atentas como avestruces que alargan la cabeza después de meses, años, siglos.
Escuchar, escuchamos el temblor en viva voz de un recuerdo encapsulado, que por fin es liberado, iluminado por el crisol de voces e imágenes del film. Escuchamos temblar la voz que narra el nacimiento de Amor, y la que admite el dolor de no tener nada de qué quejarse, cuando no hay parto olvidado en las tinieblas de la memoria ni tampoco existe la menor posibilidad de llegar a parir.
Sentir, sentimos como nunca la posiblidad de hacer un trabajo de campo solidario con la voz, con la memoria y las necesidades de las mujeres, hilando sus narraciones de partos y acompañando cual doulas sin certificado a nuestras amigas, hermanas, vecinas de barrio.
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sábado, 2 de junio de 2012
Renacidos
Hemos renacido. Echar nuestro Partes de Partos al aire, por fin, y constatar que tiene latido, que respira y resuena con seres humanos aguerridos.
Ahí fuimos. La primera proyección pública y el primer cine foro un calco humorístico de nuestro sino: las máquinas se estropean, la técnica atraviesa baches que nos dejan en vilo y es entonces cuando la alianza alcanza su sentido. Sí, el grupo tomó el mensaje e hizo suyo el debate, le dio la vuelta al del vecino, mostró sus agujeritos, sus falencias y entresijos.
Así, nos fuimos de la olla y descubrimos que las bañeras para el parto también tienen su peligro, que las comadronas de hospital lloran con otro brillo, que los hombres están y que aprender a escuchar es el principio para ir más allá.
Ahí fuimos. La primera proyección pública y el primer cine foro un calco humorístico de nuestro sino: las máquinas se estropean, la técnica atraviesa baches que nos dejan en vilo y es entonces cuando la alianza alcanza su sentido. Sí, el grupo tomó el mensaje e hizo suyo el debate, le dio la vuelta al del vecino, mostró sus agujeritos, sus falencias y entresijos.
Así, nos fuimos de la olla y descubrimos que las bañeras para el parto también tienen su peligro, que las comadronas de hospital lloran con otro brillo, que los hombres están y que aprender a escuchar es el principio para ir más allá.
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