Es lo que buscas. Mantenerte suspendida en ese tibio equilibrio entre las aguas de tu madre, con el cordón tirando suavemente en el vaivén de las ondas. Nadas como un pececito, o como un globo en el aire flotas con una sonrisa constante. Estás buceando entre las rocas, atraviesas verdes prados salpicados de marinos caballitos. Hay algas, ostras, percebes y alquitranes, algún viejo clavo y muchos peces, miles de peces. Nadas en lo produndo del océano y te mueves, aleteas convertida en sirena, nacida dos veces. Entonces en un recodo algo resplandece, brillo dorado que aparece y desaparece. Te acercas. Olisqueas con las branquias como los peces y entonces enloqueces: es un tesoro. Tú tesoro. El que buscaste durante meses...
sábado, 14 de febrero de 2009
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