jueves, 20 de noviembre de 2008

Fórmula

"!Otroooooo!". El pediatra alemán grita desde su despacho y dudamos un poco, porque no somos los únicos en la sala de espera. Hay otros. Padres, madres, abuelos y niños de varias edades esperan con nosotros. Finalmente decidimos que nos toca y metemos la patita en la puerta. Nuestro retoño sonríe rozagante, saludando desafiante al pediatra que pregunta sin cambiar de tono: "¿gases?, ¿cambio de pañales?, ¿dientes?, ¿come carne?". Vamos respondiendo poco a poco, rezagados como orangutanes, mientras desvestimos al bebé y le explicamos que come, caga y ríe como todos los monos. Es feliz nuestro retoño. "Con la teta ya vale, ahora hay que darle fórmula", dice mientras le enchufa una vacuna sin parpadear. Bebito llora, se retuerce y cabecea como un oso. "Tiene carácter..." dictamina el médico mientras tantea sus mucosas y le aprieta la panza. Lo pesa en la balanza y es evidente que el osezno engrosa que no es poco. Aunque la teta ya no vale. Ahora, dice este señor, hay que darle alimentos sustanciales: pollo, carne, cereales. Estoy por abrir la boca cuando me encaja la libreta sanitaria y me saluda, hasta pasadas navidades. Para la revisión de un par de meses, a ver si deja los pañales. Nuestro hijo no es moco de pavo pero adolescente tampoco. Sólo tiene 7 meses. Con las tuercas apretadas nos expulsan a la calle, donde acabamos de ponerle la ropa y cubrirle sus partes. En la salida, otras familias visten a sus infantes, en 7 minutos pasamos la prueba y ahora, habrá que darles fórmula para que lleguen cuanto antes.

1 comentario:

Tere dijo...

Que triste realidad! la recomendación de los médicos cons sus dichosas fórmulas .... a la buena que sabes que la teta es más que alimento,es amor y confort...
saludos!