Pareciera que después de siglos de maltrato, las mujeres hemos alcanzado el privilegio de la ubicuidad. Ahora estamos en todas partes, tenemos un cuerpo múltiple y extenso hecho de millones de cabezas. Algunas piensan, deciden, legislan, escriben y comercian. Otras bajan la mirada y esconden la cara. Muchas viajan con hijos a cuestas o del otro lado del mapa para ganar algo de plata, porque el aire no basta. Otras luchan para besar a quién les plazca y concebir, criar y vivir como les venga en gana. Somos muchas, ciudadanas muy distintas y curiosamente, todas malvadas brujas. Y es que ahora que la igualdad es de agenda pública y se mueven peligrosamente las parcelas y las túnicas, surgen románticos esbirros y asesinos a raudales, para salvar al mundo entero de las brujas y sus males.
martes, 25 de noviembre de 2008
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