martes, 16 de septiembre de 2008

Tú, el otro

Mientras mi hijo duerme su borrachera de teta, leo con desagrado la evolución del episodio de discrimación que viven los niños de los colegios madrileños del San Roque y el Cristóbal Colón. El primero, bastión de los gitanos, y el segundo, refugio de los payos, han visto sus intalaciones permutadas. El estigma viaja con los niños, donde van los gitanos va el San Roque, y donde van los payos va Cristóbal con su dedo señalando: "gitanos, gitanos, que no salgan al patio". Es un grito de guerra viejo como el miedo atávico a lo desconocido y extraño. Y así, vamos escribiendo nuestra historia los humanos. Si el otro es oscuro, pequeño, gordo o larguilucho, si es distinto, no lo quiero. Si habla raro, come mucho o tiene bigotes, que juegue lejos y no me toque. Así, nos vamos educando y creando barreras, agujeros y trincheras donde se acumulan los pedrotes.
Recuerdo cuando de pequeña, siendo hija del colectivo sudaco, tenía un lugar junto a los últimos de la fila y los rezagados. Tontos, feos y marginados. Entonces yo era el otro y por creerlo me llevaba las asignaturas a septiembre, escribía fragmentos desaliñados y creía que nunca sería nada, por no ser que no quedara. Luego, por causas mayores, pasé del otro lado y me convertí al otro bando. De mi experiencia en cada lado me quedó algo claro, el otro es un espejo que proyecta siempre tu rostro reflejado.
Imaginad la diferencia y tendréis niños enfrentados. Contadles que son iguales y se tenderán la mano. Los gitanos no irán al cole si no los sacan ni al patio y los payos morirán horrorizados de perder su estatus. Y cuando lleguen a adultos, protagonizarán su réplica patética hasta los dientes armados.
Imagina que eres el otro y lo serás, tarde o temprano.
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1 comentario:

Atajou dijo...

Creo que por educación -y también por miedo, porqué no reconocerlo- he vivido toda mi infancia huyendo de los diferentes por "no tener problemas".
Cuando nació mi hija, me encontré en el otro lado de la raya... en medio del barullo de la diferencia. Desde entonces he aprendido que cuando surgen los problemas es cuando más aprendemos (también más dolorosamente).
¡Qué terrible sería un mundo de iguales! ¡Qué aburrido!
Cuando veo el anuncio del Nestea, me hace mucha gracia, el mundo del revés. ¿Y por qué no sería el mundo así algún día? Huyendo de la aburrida perfección como de la peste.
:D